La Borriquita Viviente levanta el telón de una Semana de Pasión marcada por la extraordinaria brillantez de su patrimonio religioso
Entre calles estrechas y encaladas se escenifica cada año una de las más entrañables y hermosas Semana Santa de La Janda. Una Semana de Pasión, la de Alcalá de los Gazules, a la que dan vida multitud de cofrades y que atrae a esta localidad a visitantes de numerosos puntos de la provincia.
Una Semana Grande de hermandades históricas en la que destaca La Borriquita Viviente, recuperada en 1998 y en la que toman parte casi un centenar de niños vestidos como hebreos, dando un sello muy singular al Domingo de Ramos.
El Martes Santo, la Venerable y Ducal Hermandad de penitencia de Nuestro Padre Jesús atado y Flagelado en la Columna, Nuestra Señora María Santísima de las Lágrimas y San Juan Apóstol muestra todo su esplendor, mientras que el Miércoles Santo los alcalaínos hacen gala de su fervor por el Cristo del Perdón.
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, cuyos orígenes se remontan a 1684, y la Hermandad del Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora de la Soledad son las artífices el Jueves y el Viernes Santo de las pasiones de quienes blindan las calles y templos alcaínos.
Desfiles procesionales que, sin lugar a dudas, constituyen el gran atractivo de un tiempo, la Semana Grande de Alcalá, en el que la localidad ofrece a quienes la visitan multitud de atractivos en torno a uno de sus mayores tesoros, el Parque Natural de Los Alcornocales.